No sé cuando lo cotidiano se me hizo tan especial.
No sé cuando se me empezó a acelerar el corazón con el solo hecho de verlo pasar. Cuando las lágrimas llenaron mis ojos al recibir un beso en la frente o como se me hincha el pecho y me llena de emoción hablar con él.
No sé cuando empecé a sonreír sin motivo, a llorar sin motivo. No recuerdo cuando me volvió a gustar ver el cielo, dormir sobre el pasto, sentir la tierra, el viento, los sonidos, la música… a sentir… a sentirme.
A veces me da miedo de que se acabe. Tengo miedo de que todo vuelva a ser ordinario.
Ordinario.
De repente me siento distante.
De repente se acaba mi magia.
¿Y si dejo de sentir?... no quiero, me gusta esta sensación de felicidad incompleta, de tristeza alegre que me embarga con cosas simples. Quiero seguir soñando despierta y viviendo dormida, pensando que hay más que simple experiencia mundana en el mundo. Creyendo que es especial lo cotidiano y que nunca más será ordinario.
Ordinario
Lucia
2 comentarios:
Awww sí, la verdad da mucho miedo perder todo eso....
Es tu decisión si quieres que se vuelva ordinario o no... y de qué forma lo hace.
Esas pequeñas cosas que sentimos, nos hacen vibrar de emoción.
Y sí, da miedo dejar de sentirlas.
Saludos!
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