A Hector Barrientos, el amigo
por todo el tiempo perdido, ganado,
conversado, reido y llorado.
El no era un niño normal.
Por lo menos para mi no lo era. Él tenia esa forma tan peculiar de pensar, de sentir, de actuar.
Él era diferente, era sincero. Sonreía y caminaba solo.
De repente la gente lo empezó a ver interesante y se le acercaban por curiosidad. Pero pronto se cansaban de él... lo creían tonto. Para mí, solo es iluso. Pocas personas se quedaban junto a él. Quizá solo aquellas que necesitaban de alguien que los oyese o que les hablase. Aquellas que necesitaban reír de sus ocurrencias. Yo soy una de esas personas.
Él es especial.
Recuerdo perfectamente cuando lo conocí. Lo confundí y le hablé como si lo hubiese tratado antes... y él me hablaba de la misma forma. Me divertí mucho. Continuamos así durante meses hasta que apareció aquella persona con la que lo confundí. Me di cuenta, pero no dije nada. Creo que él no lo notó, o quizá sí, nunca dijo nada.
De repente él se convirtió en parte importante de mi vida. Pasaba tanto tiempo con él que en algún momento me volví dependiente. Él siempre fue diferente, pero en ese momento, el se volvió especial... diferente, único e importante. En mi mundo apareció un nuevo satélite que iluminaba mis noches y me acompañaba en los días. Embellecía mi cielo y me mostraba cosas nuevas.
Yo solo podía quererlo. Y no podía hacer más. Lo quise y lo quiero como nadie puede imaginarlo.
Hubo un tiempo en que él desapareció, en un eclipse extraño de sentimientos y confusiones. Entonces perdí mi satélite en una noche prolongada y sin luz... me perdí. Lo buscaba, quería una luz en esa terrible noche. Pero no la hallé. El tiempo pasó y yo añoraba mi Luna. En algún momento la noche terminó y la luz de la mañana me cegó... así pasaron los días... y luego, cuando miré el cielo, ahí estaba de nuevo, mi astro querido. Él.
Corrí a abrazarlo y me recibió con los brazos abiertos. Le lloré, le reproche, lo insulté y lo volví a abrazar. Oí su risa, escuche sus disculpas sinceras, y un "Te quiero" mágico. Su abrazo, sus palabras.. me devolvieron eso que me faltaba y me hicieron inmensamente feliz. Porque para mí, él es diferente.
Han pasado años junto a él. Las cosas cambiaron, él está con su amor, y yo con el mio. Pero, aún lo necesito, y quizá lo quiero más que antes. Él entiende mis sentimientos y nunca necesité explicárselos. Él me quiere como yo lo quiero a él. Sin enredos, sin confusiones, sin dudas. Porque él es diferente, porque él es especial.
Él es mi amigo. Ya lo tengo todo. Tengo una amistad.
Okeeeey :3... tuve un pequeño momento de inspiración, pero luego divagué y no salió algo muy bueno XD... en fin... un relato corto que no sé en que categoría literaria ponerlo así que meh!, de todas formas espero que les guste :)! y sí, como aclaración queda que es ficticio y en ciertas partes reales xD... como todo cuento, digamos. alalala~
Lucía fuera, paz ;D